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El amor en los tiempos del COVID - Historias de Pandemia.

  • Foto del escritor: David OG
    David OG
  • 23 jul 2020
  • 6 Min. de lectura

Es cierto, para titular este artículo me inspiré en “El amor en los tiempos del cólera”, de García Márquez, pero no va por ahí.


Queridos amigos, hice una convocatoria con algunas personas de Facebook con la intención de dar a conocer sus historias ocurridas durante la pandemia, historias que arrastradas por el amor les llevaron a vivir situaciones que no se hubieran imaginado.


Los siguientes relatos son reales y nos dejan un bello mensaje para meditar.

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Murió por amor: Paty M. de Orella.


La historia de Paty me la contó una amiga cercana. Paty vivía en Oaxaca y solía congregarse en una iglesia evangélica. Su edad era de 57 años y tenía 3 hijos de 27, 29 y 31 años.


A Paty la conocían por ser una persona risueña que irradiaba en sus ojos gran amor; durante su vida vivió sucesos que la marcaron y que la llevaron a luchar por la integridad de su familia y su matrimonio. Durante la pandemia los primeros en contagiarse fueron sus hijos y luego su esposo; Paty los amaba así que tuvo que cuidarlos, pero como ya lo sabemos el virus es muy contagioso; a pesar de que Paty presentaba síntomas de fiebre se mantuvo siempre de pie, ella era la única que podía cuidar a su familia y no dudó ni un momento en mantenerlos atendidos.


Sus síntomas empeoraron y tuvieron que internarla. Antes de entrar al hospital, la hermosa Paty hizo una declaración que conmovió al corazón de su hija, ella le dijo:

-Mi amor, ya no voy a regresar; el Señor me ha llamado a su presencia, tienes que ser fuerte y estar para tu papá, confío en ti hija. Te amo.


El corazón de su hija se conmovió, mas eso no era todo. Lo siguiente de lo que sus familiares se enteraron cambiaría sus vidas para siempre. Resulta que Paty había platicado con la Pastora de su iglesia y le contó que en un sueño le había llegado la siguiente revelación:

"(...) yo entraba a un lugar hermoso, con unos jardines hermosos y con flores de intensos colores, al llegar ahí, alguien me recibía, pero no pude verlo, solo sentía su presencia. Es un lugar tan hermoso que no se siente dolor, hay una paz increíble y no se acuerda uno de nada, solo disfrutando de ese lugar increíble".


El fragmento anterior lo compartió Chely Sosa en su perfil de Facebook. Y es por eso que Paty estaba segura que entrando al hospital ya no iba a regresar.


Paty murió por amor, cuidando de su familia y yéndose tranquila. Actualmente su familia está recuperada de COVID 19, por supuesto que extrañan a Paty y les ha dejado el hueco más grande en el corazón, que con nada podrán llenar. Sin embargo, gracias a Paty ahora sabemos que ella estará en paz y eso debe ser un gran consuelo para su familia y las familias de todos aquellos que han perdido a un ser querido. Maravilloso.


Mi perro me ayudó con la ansiedad y luego partió: Leonel.


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Foto de Leonel y Júpiter.


Leonel encontró a su primera mascota, un cachorro que se quedó huérfano recién nacido. Leonel sufría de ansiedad y de estrés a causa del confinamiento y cuidar de “Júpiter”, como llamó al cachorro, lo ayudó bastante. Sin embargo, no hubiera imaginado que tan solo dos meses después, su adorado cachorro moriría de un paro cardíaco y como era de esperarse eso le afectó demasiado.


“Me ayudó bastante con mis problemas y sé que el tiempo que estuvo conmigo le enseñé y cuidé como lo merecía. Lo extraño”. –Leonel.


Actualmente Leonel cuenta que ya está mejor, está esperando pronto adoptar a otro cachorro.

Así como él, estoy seguro de que muchos han superado la soledad del confinamiento cuidando de sus queridas mascotas. Gracias por adoptar animales callejeros.


Mi padre y yo nos distanciamos temporalmente; la pandemia nos separó para siempre: Hayro.


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Foto de Hayro y su padre.


A causa de diferencias con la esposa de su padre, Hayro y su padre se distanciaron desde agosto de 2019; desde entonces solo se vieron tres veces.


“Yo no sabía que estaba enfermo (de COVID 19)” contó Hayro, a quien un martes por la mañana le avisaron que su padre había muerto y desafortunadamente él no pudo despedirse.


“Lo que me duele mucho es que no me avisaron que estaba enfermo (…) iba a poder estar al pendiente de él". –Hayro.


A Hayro le destrozó el alma no poder escuchar a su padre por última vez y por si eso no fuera demasiado, pasó poco tiempo para que Hayro también contrajera el virus, esto se debió a que una vecina se presentó en su casa sin invitación, comió de un pastel que tenía Hayro y le dijo tranquilamente que su esposo tenía gripa. Era COVID 19.


Actualmente Hayro se recupera en casa, se siente débil y está saliendo adelante. Su historia me conmueve y me recuerda que es importante perdonarnos a tiempo y estar en contacto con los nuestros.


¡Ánimo Hayro, saldrás de esta!


Estoy en el extranjero, no pude despedir a mi madre: Dulce.


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Imagen ilustrativa.


Dulce es una chica mexicana que vive en Canadá, ella estudió en México pero encontró oportunidades que le permitieron hacerse de una vida en el país del norte. Cuando inició la Pandemia Dulce ya no pudo viajar, pero desde la lejanía se mantuvo en contacto con los suyos.


Dulce nos cuenta que su madre era una enfermera en el ISSSTE del Puerto de Veracruz y se mantenía al frente de la batalla, cuidando a los enfermos que llegaban por sus padecimientos. Su madre solía contarle que en el hospital llegaban muchos casos de pacientes diagnosticados con "neumonía atípica", muchos de ellos lamentablemente fallecieron.


Conforme la pandemia avanzó, su madre vivió una experiencia más cercana, uno de sus sobrinos se contagió de COVID 19, al ser ella enfermera le permitieron visitarlo y saber cómo evolucionaba. Pero, poco tiempo después a ella misma le diagnosticaron que se había contagiado.


La madre de Dulce murió de COVID el 7 de Junio y Dulce no pudo regresar a México para despedirla. No pudieron realizarle ni el velorio, ni el entierro.


"Estando en un país lejos de mi familia la he pasado bastante triste, he ido al mar a llorar sola y mi esposo si me apoya y es gracias a él que es un poco menos doloroso, aunque es un proceso largo vivir un duelo así, pero todos los días trato de pensar un poquito en mi mamá, pero seguir adelante que esto no se acaba (...) cuídense, usen cubrebocas esto no se acaba". -Dulce.


¡Dulce, te mandamos un cálido abrazo, cuídate mucho y no te des por vencida!


Por amor a los míos, elegí cuidarme primero, para poder cuidar a otros en el futuro: Eddy.


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Imagen ilustrativa.


Eddy es un enfermero que trabaja para una institución de salud gubernamental de Xalapa, él tuvo que comprar sus propias barreras de defensa porque, la institución que debía protegerlo, no le proveía de los insumos necesarios para atender a los pacientes y no contagiarse de COVID 19.


Eddy batalló bastante, además de lo anterior, su superior le quitó algunos días de descanso, mismos que debían respetarse debido a su antigüedad, sin embargo, por motivo de la pandemia comenzaron a hacer cambios drásticos que afectaron a todos los trabajadores. Además de eso Eddy sufre de una enfermedad de los riñones y su novio vive con VIH, ambos son del grupo vulnerable que deben cuidarse demasiado en esta pandemia.


Por amor a su carrera y porque sabía bien que la gente lo necesitaba, Eddy estaba dispuesto a ayudar, no obstante, muchos de los pacientes que llegaban para ser atendidos no creían en la existencia del virus. Así que, tuvo que elegir entre su carrera y la vida de él mismo y su novio.


"Me vi en la necesidad de meter un amparo en el hospital por nepotismo y falta de materiales, nos estaban dando materiales corrientes y los enfermeros y médicos se están infectando. La gente que llega a ser atendida te dice que no hay (COVID), es increíble que ni ellos mismos crean en su enfermedad". -Eddy.


Eddy ganó el amparo y por el momento no trabaja en el hospital, afortunadamente todavía recibe su salario. Él decidió cuidarse a sí mismo para que, en el futuro pueda atender a personas que necesiten de su apoyo. Felicidades a Eddy.


Aquí es importante reflexionar: ¿Qué pasa con aquellos enfermeros y doctores que no han podido defenderse por falta de conocimiento legal? ¿Qué pasa con aquellas personas que todavía no creen que existe la enfermedad y siguen contagiándose y contagiando de manera irresponsable a los demás?


Por Eddy y por todo el personal médico nos ponemos de pie.



Amigos míos, hemos llegado al final de la primera parte de estas historias, marcadas por el amor y contagiadas por la pandemia. Los espero muy pronto en el siguiente artículo y seguiré recopilando historias para que podamos aprender de las experiencias de más personas.


¡Abrazos!

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