Noches de magia.
- Jheyder L. Ruiz
- 9 jul 2020
- 3 Min. de lectura
A veces, cuando hemos perdido la fe en las personas y en la vida misma, ocurre algo que nos mueve el mundo; de pronto ahí estás, luchando de nuevo para volverlo a intentar. Esto me ocurrió a mí y tal vez te puedas identificar con este texto. Suelo ser una persona apasionada por el romance, el drama y vivo enamorado del amor, me he llevado algunos palos con lo último, pero ha valido la pena. Es que, ¿qué sería de esta vida sin amor? El amor me ha levantado. Me gustaría compartir un fragmento de esta anécdota. Este es el comienzo de las noches de magia, donde celebramos y sufrimos al amor, al romance y al drama.
Una noche de abril encontré a la persona que cambio mi mundo, y en cierta manera, mi vida, un alquimista. Las estrellas que esa noche se veían eran las mismas de siempre, pero tenían un brillo diferente...
Cuéntame de ti.
Prosa de Jheyder L. Ruiz.

Quiero conocerte un poco más, quiero saber ¿cómo crees que nació el universo?, y si tendría final. ¿Cómo piensas que sería? Me encanta el sonido de tu voz, me intriga descubrir debajo del acento viajero, aquello que provoca en mí tantas emociones sin explicar.
Hace un tiempo te conté la historia de un alquimista y un joven misterioso, de cómo en unas noches la magia lo transformó, cambiando la brea por oro en sus venas, le devolvió la ilusión. El joven creía que era obra del alquimista, pero éste se lo negó, “La alquimia fue tuya, yo te vi”, así entonces la magia los alcanzó.
Esa historia me gusta porque sigue escribiéndose con magia, a pausas, a fuego lento, que en ocasiones parecería ser brasa; brasas que el chico de los misterios siempre reanima el "porqué", no lo sé, algunas estrellas parecen conectarlos. Cada tanto la magia vuelve a ellos y los deja, en un vaivén estelar. Pero esta noche no, no seamos alquimistas ni misteriosos, esta noche quiero desnudar tu alma junto a la mía, encontrar la magia a través de la distancia. Veamos las estrellas y quizá encontraremos nuevos nombres para las constelaciones, tal vez entonces, descubriremos cuáles fueron aquellas que nos conectaron esa noche. Así, al desnudo llámame por mi nombre completo y no por la manera corta que una noche te pedí, bailemos un blues, o escuchemos un fado. Quiero perderme en la manera correcta tomado de ti; también quiero que me muestres más de tu persona. Cuéntame de ti, de esas historias que cambiaron tu vida, de esos kilómetros viajados, de las canciones que cuentan tus vivencias, de los sueños rotos y de tu corazón. Cuéntame de ti, pero hazlo quedito al oído, ¿qué se siente tener la magia corriendo entre las venas?, háblame de Fassbinder y otros genios del cine, mientras luego te cuento de la fantasía de un musical; canta un tango para mí y permíteme bailar para ti. Háblame de arte, filosofía o historia, quiero aprenderte más. Quiero explorar el universo que habita en tu mente.
Te invito a beber juntos un té, un café, o una cerveza, lo que sea está bien para mí, si es contigo. Platiquemos del mundo, de placeres y comedias, pero también de las tragedias y de cicatrices de guerra. Hablemos de lo que nos hace feliz y lo que nos impulsa a seguir vivos, porque, si en algo estamos de acuerdo, es que no sabemos cuánto tiempo nos queda en este mundo y cómo algún día lo vamos a dejar. No me quiero ir sin haber descubierto tu universo, me permito reconocer que quiero dejar mi marca sobre ti, pero una que te deje un sabor dulce en las memorias y una sonrisa en tus labios.
Fluyamos por una noche que deseo sea interminable, que lamentablemente llegará a su inminente final y nos dejará una resaca monumental; en el entretanto, anhelo estar borrachos de un sentimiento, un delirio, un ensueño; qué vagas son las palabras para las emociones. Lo que quiero contigo quizá sólo sea una conexión esperando el momento, algo intenso sin ser efímero, o en el peor de los casos solo quedaría como el recuerdo de que la magia sí existe en este mundo tan banal. Porque si de algo estoy seguro es que creo en la magia y en la energía y es cómo la música que llega y te conecta para cambiar el mundo, tu mundo. Te invito a desnudarme, te propongo que me dejes desnudarte, aunque no nos toquemos quiero sentir tu presencia aquí, que me sientas allá donde sea que estés. Dejemos que la energía nos recorra y nos llene, quizá podamos ser como supernovas y explotar. Dejemos a la gente observar, tomando selfies del momento. Mientras tú y yo descargamos nuestra esencia por todo el universo y creemos nuevas estrellas en el proceso.

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