top of page

Noches de magia #4

  • Foto del escritor: Jheyder L. Ruiz
    Jheyder L. Ruiz
  • 1 ago 2020
  • 3 Min. de lectura

Las despedidas no siempre son amargas, todos hemos dicho adiós muchas veces sin saber, que era la última vez que podríamos dar ese abrazo, ese beso o simplemente poder decir adiós. Esta noche de magia, va dedicada a todos aquellos que perdimos a un amigo, en mi caso mi perrito, no sé si te sientas identificado o puedas imaginar como se siente, el hueco que deja cuando da su último aliento. Las noches de magia son para el romance, pero también para recordar a los que fueron parte de nuestro camino y nos acompañaron, para todos aquellos que amamos y partieron, brindo en silenco.




Oda a un amigo que se fue. (Buddy)

Jheyder L. Ruiz


En nuestra vida nos acompañan estos ángeles. Que cambiaron alas por un par de orejitas, (sí también vuelan, vuelan) y una colita que se agita cuando te ven. Este ángel podía arreglarlo todo, con una lamida en mi cara limpiando mis lagrimas o llevarse mi tristeza tan solo con echarse entre mi piernas; podía hacer que un mal día mejorará, si al llegar a casa él saltaba de la ventana a recibirme. Pocos pueden entender, él no era la mascota de la familia, él era familia. Porque llegó cuando más necesitábamos unión, nos mostró un lado más humano siendo animal y nos dio su corazón, a cambio nosotros le entregamos el nuestro.


Hace un año nos asustaste pero saliste bien librado de esa oportunidad, esta vez no nos dijiste nada y sólo te fuiste. Buddy, fuiste un gran compañero en este camino, la ropa que comiste, los celulares y zapatos que rompiste son nada, comparados con la alegría que me dabas cuando yo llegaba de visita a casa.


No tienen idea de los momentos que pasé a su lado. Cada paseo nocturno yo fumando y él meando. Cuantas guardias hizo cuidándome cuando yo enfermaba, cuando ignoraba a todos porque yo estaba de vuelta en la casa.


Yo siempre he sido un poco frío pero jamás con él, desde el día que llegó a casa del brazo de mi hermana y con los gritos de mi madre, porque él hacía feliz a mi hermana, y si alguien se merece ser feliz es ella, cómo se quedó fue lo curioso. Los papás de mi hermana entre sueños hablaron con mamá, abogando tu estadía en la casa, así pues, a regañadientes mamá decidió conservarte y mira, ahora es la que está llorando por ti. Pero no lloramos de tristeza, bueno, no completamente; si no porque nos diste tantos buenos momentos, yo no sé que hicimos en esta vida o en la pasada, porque mira que aguantar a esta bola de locos que somos... Si no te ganaste el cielo, voy a hablar con San Pedro.


Me duele tu partida carajo, como duele; pero sé que estas bien y que estas haciendo muchas travesuras en donde sea que estés. Y yo que decía que mi corazón estaba roto, pues con todos esos pedazos hoy te extraño, me hiere que te hayas ido pero quizá, ya era tiempo para ti. Nos regalaste un año más. Recibimos un segundo chance y tu eres el único que sabrá si lo valió.


Ciertamente, dejas un espacio que no nada más se ve en la ventana de la casa, en la mesa donde comíamos y en el sofá donde nos tirabamos a jugar. Dejas un vacío en la familia, donde ahora tenemos huellitas impresas en el corazón. Felicidades chaparro. Lograste ganar.


Podría contar tantas cosas, pero en realidad, lo hago más para mí que para ustedes. Porque a ustedes eso no les interesa y ni a mi contarlas. Así que... Descansa en paz mi pequeño amigo, algún día volveremos a jugar, me volveras a despertar si no es que antes conmigo te vuelves a echar, pero siempre en nuestras mentes estas.


Te amé, te amo y te amaré con cada pieza de mi corazón.



Comments


© 2019 creado para Plumas de Oro. Con wix.com

bottom of page